miércoles, 26 de agosto de 2015

Portugal

PORTUGAL

Recordando…………………………………………………………………………………………………………………

La primera vez que fuimos a Portugal queda muy alejada en el tiempo, la fecha no la sé con exactitud, pero sería al final de los años setenta o principio de los ochenta, los recuerdos son muy difusos; por aquel entonces vivíamos en Carballo o Miño (La Coruña); llegamos hasta Tuy donde paramos y comimos en O Cabalo Furado que era un restaurante excelente. O me lo imagino o realmente vimos la catedral.

La catedral de Tuy dedicada a Santa María,  comenzó en estilo románico y terminó en un estilo claramente gotizante. De este último arte es la gran portada occidental, una de las más bellas del gótico español.

http://www.monestirs.cat/monst/annex/espa/galicia/pontev/ctuicat.htm

Además, la catedral románica sufrió diversas transformaciones, como la sustitución de la cabecera románica por otra gótica en el siglo XV. Por todo ello, lo que queda románico no es mucho, principalmente la zona interior del crucero.

Sin embargo este "pequeño pedazo" de catedral románica es muy interesante gracias a la calidad de los capiteles esculpidos.

La mayoría son historiados y junto a aves y felinos de gran realismo hay que destacar aquéllos que muestran escenas de la Natividad.

Otro elemento románico de calidad de la Catedral de Tuy es su portada románica septentrional, muy atractiva gracias a su juego de líneas. La portada propiamente dicha tiene tres arquivoltas de medio punto, tímpano liso sobre mochetas de animales y cuatro columnas. En la clave del guardapolvo ajedrezado apoyan los salmeres de dos arcos murales contiguos, a su vez englobados en otro más amplio. En medio hay una talla de un obispo.

También queda el claustro, de un estilo muy tardío, prácticamente gótico y la entrada a la sala capitular con arquerías.

No recuerdo la ruta exacta que seguimos pero pasamos  por delante de Bayona desde donde se divisaba parte de una gran bahía y un castillo, también recuerdo pasar por Valença do Minho, que es la primera localidad portuguesa después de pasar el rio Miño (frontera) y habiendo dejado atrás Tuy; a esta localidad volvimos tal vez un par de veces más, a realizar diversas compras, toallas, cuberterías et., recuerdo que el primer televisor en color que tuvimos lo compré aquí, el dueño de la tienda me lo sacó en su coche mientras yo le esperaba al otro lado de la línea fronteriza. 

Pero donde realmente realizábamos las compras era en La Fortaleza. 

http://www.minube.com/rincon/la-fortaleza-a54550

La Fortaleza es un pueblecito dentro de la ciudad portuguesa de Valença do Minho, ubicado en el interior de una fortaleza tipo Vaubán del siglo XVII. Es el primer pueblo de Portugal que encontramos nada más atravesar el puente sobre el Miño, justamente enfrente de nuestra gallega Tui.

Está perfectamente señalizado con carteles cómo llegar a la fortaleza, ubicada en la zona alta de la ciudad.

El castillo como tal está construido en piedra, del que se conservan 4 puertas de acceso y 12 baluartes. Hay semáforos para regular el acceso al interior en coche, pues las puertas son estrechas y sólo hay espacio para un coche. Se suelen formar largas colas, especialmente los fines de semana, así que, aunque dentro hay zonas de aparcamiento (de pago), lo mejor es subir en coche, pero aparcar fuera de la muralla. Una vez en el interior, todas las calles son empedradas y estrechitas, y como era un pueblo, cuenta con iglesias, tiendas, casas de viviendas y señoriales, plazas, restaurantes, edificio consistorial, et.

Pero el principal atractivo turístico de La Fortaleza es las multitud de tiendas que hay, muy visitadas por turistas (sobre todo españoles al estar tan cerca de la frontera). Es el típico sitio donde puedes comprar sábanas, toallas, edredones, alfombras, etc. También hay ropa (cazadoras, camisetas, pijamas... Y alguna imitación de ropa de marca), algo de mobiliario, antigüedades y perfumería.

Hay verdaderas avalanchas de gente comprando y paseando por La Fortaleza (incluso flotas de autobuses), como si lo regalaran, pero yo las veces que he estado, no he comprado nada. En mi opinión los precios no son tales gangas.

En cuanto a la comida, hay varios restaurantes, pero de calidad pésima y caros para lo que se come, así que os recomiendo que bajéis a comer al pueblo moderno una vez conocida La Fortaleza.

Es un lugar muy pintoresco, digno de ser visitado, pero más por el recinto y el pueblito en sí que por las tiendas. Es una pena que no pueda verse bien el pueblo y sus edificios, ocultos en la mayoría de ocasiones por tendales de toallas, mantas y perchas de ropa.

También estuvimos en La Guardia, bueno realmente donde llegamos  fue al Monte de Santa Tecla, subimos una carretera ascendente en espiral hasta llegar a la cima, recuerdo que debido a las inclinadas rampas del ascenso, Nani sufría accesos de pánico contenido.

Desde el Monte de Santa Tecla se divisaba un panorama espectacular y los recuerdos que me quedan son de unas escalinatas de piedra, una especie de palloza y un crucero. 

El monte de Santa Tecla, de 341 metros de altitud, en el extremo más sudoccidental de Galicia, en el municipio de La Guardia (Pontevedra) es un lugar privilegiado desde el que se domina todo el contorno de la desembocadura del Miño. Este monte, de pronunciadas pendientes, conforma un yacimiento arqueológico en el que se encuentra el Castro de Santa Trega o Santa Tecla, perteneciente a la cultura castreña, el más emblemático y visitado de los castros gallegos. Fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en el año 1931 y también tiene la consideración de Bien de Interés Cultural.

En varias de las piedras del monte se encuentran petroglifos elaborados 2.000 años antes de la ocupación del castro, por lo que, según la tesis mantenida por Antonio de la Peña Santos, director de las últimas campañas de excavaciones sistemáticas en la década de los ochenta, tuvo una ocupación continuada entre los siglos I a. C., al poco de comenzar el proceso de romanización de Galicia, y el siglo I d. C., y a partir de ese momento comenzó un lento proceso de abandono, que bien pudo haber sido interrumpido con reocupaciones esporádicas temporales en época tardorromana.

Luego seguimos nuestra ruta pasando por Viana do Castelo hasta llegar al fin del recorrido que nos habíamos propuesto y que no era otro que la segunda ciudad más importante de Portugal, Oporto.

Pasamos una noche en Oporto y al día siguiente supongo que recorrimos lo más típico de la ciudad, lo cierto es que se me ha borrado todo, solo recuerdo que había unas avenidas de gran amplitud, pero nada más ni catedral, ni iglesias, ayuntamiento, no recuerdo nada, habrá que volver, lo siento, por tanto a continuación pondremos algo de Wikipedia.

Con más de 1,7 millones de habitantes Oporto es la segunda ciudad más grande de Portugal por detrás de Lisboa.

La cercanía de Oporto con España hace que sea un destino muy cómodo y atractivo para los turistas españoles, incluso para una escapada de fin de semana.

Esta ciudad, situada al norte de Portugal junto a la desembocadura del río Duero, es un lugar muy especial; tal vez sea ese aire de decadencia que la invade o a la vida que se respira en ella. Tal vez sean sus elegantes barrios y villas señoriales en contrapunto con las estrechas calles y viejos callejones que la UNESCO ha declarado Patrimonio de la Humanidad.

Oporto es una ciudad para recorrerla andando, disfrutando al máximo de sus estrechas callecitas cargadas de historia y nostalgia. Un paseo al anochecer junto a la ribera del río Duero, la sensación que produce entrar en el Mercado do Bolhao o el sabor de sus dulces vinos son algunas de las cosas que se pueden hacer en Oporto.

Recuerdo una anécdota de este viaje, y es que pinchamos dos veces durante el recorrido, una en la ida y la otra en la vuelta; como no reparamos el primer pinchazo, la segunda vez que pinchamos no podíamos continuar al carecer de rueda de repuesto, este segundo pinchazo fue durante el regreso a España, debíamos estar en la provincia de Pontevedra y anochecía, para más “inri” debía de ser festivo y haber donde me dirigía yo en estas circunstancias; pues bien paré delante de un chalet donde los perros no dejaban de ladrar.

Me puse con una rueda apostado en la carretera para ver si a alguien se le removía la conciencia y me paraba, pero esto no ocurría, luego de pasado un rato alguien salió del chalet, me subió en su coche y me llevó hasta una gasolinera o un taller donde me repararon el pinchazo, creo que no me cobraron, por indicación de la persona que me llevó hasta allí, quien después de reparado el pinchazo me llevo hasta el coche donde cambie la rueda para proseguir el viaje. 

Con el paso del tiempo llegué a pensar que el chalet pertenecía a un Capo de la droga o a una persona muy influyente y a la que nuestra  presencia allí bajo el aullar constante de los perros,  le resultaba altamente molesta. Y por eso me envió a alguien para hacernos  desaparecer de la zona lo antes posible; también pudo tratarse de una persona magnánima y compasiva, pero realmente  así fue como ocurrió.

About twenty-five years laters .................................. we continue remembering

Una mañana de principios de Marzo de 2004, cogimos el coche y pusimos rumbo a Portugal; con la excusa de ver a Carlos que se encontraba trabajando en la Refinería de Sines, aprovechamos para acercarnos hasta Lisboa para a continuación bajar hasta Sines, previamente habíamos reservado alojamiento en Cascais, en el hotel Pestana Atlantic Gardens y en Sines en el hotel Sinerama.

La ruta fue Puertollano, Mérida, Badajoz, Évora, Lisboa. Entramos por el puente 25 de abril, teniendo que esperar bastante a la entrada del mismo porque según las noticias que tratábamos de descifrar de la radio (hablaban en portugués) se había producido un accidente que estaba colapsando el tráfico; después de este pequeño contratiempo, atravesamos Lisboa y llegamos a Cascais sin cometer errores de bulto.

 

Hotel Atlantic Gardens (Cascais)

Nos alojamos en el hotel y nos fuimos a Sintra; no sé exactamente si estuvimos una o dos noches en el hotel Atlantic Pestana Gardens de Cascais, por tanto puede que a Sintra fuéramos al día siguiente; recorrimos la ciudad comimos en el restaurante Tulhas que es un local no muy grande, situado céntricamente, en la Rua Gil Vicente 4-6 y está decorado en estilo rústico, destacando un gran azulejo en una de sus paredes, 

Luego entramos al Palacio da Pena; el precio de la entrada no lo recuerdo pero he visto que actualmente vale 11€; había mucha niebla, las fotografías que tomamos de la entrada al palacio así lo atestiguan. Es un palacio que parece salido de un cuento de hadas con un entorno francamente encantador. Ahora paso a transcribir dos relatos muy completos que he encontrado uno sobre el Palacio da Pena y otro sobre Sintra.


 

Palacio Da Pena, entrada principal en día de niebla

Hoy es el día más feliz de mi vida. Conozco Italia, Sicilia, Grecia y Egipto, y nunca vi nada, nada comparable a la Pena. Es lo más bello que jamás he visto. Este es el verdadero jardín Klingsor, allá en lo alto está el Castillo del Santo Grial.

Richard Strauss.

Lord Byron también lo visito y quedo maravillado.

Sobre una colina, a 500 metros de altura, y a unos 4 km. de la preciosa localidad de Sintra, un singular palacio se eleva como una visión de ensueño: es el Palacio da Pena, el más notable ejemplo de arquitectura de estilo romántico de Portugal, rodeado de un exuberante parque de más de 200 ha. donde se mezclan cientos de especies locales y exóticas.

Historia del palacio

El Palacio da Pena, o "palacio de la peña", por su situación en lo alto de la colina, fue la realización del sueño de Fernando de Sajonia Coburgo-Gotha, príncipe alemán que contrajo enlace con la reina María II, convirtiéndose entonces en rey consorte de Portugal. Conocido como el "rey artista", era un gran amante de las artes y la naturaleza. Desde que vio por primera vez la Sierra de Sintra, al igual que tantos otros nobles y artistas Fernando se enamoró del paisaje y decidió adquirir los terrenos de la colina y circundantes para construir allí el más bello palacio, al estilo de los palacios de Baviera. Las posesiones adquiridas incluían las ruinas del Castillo de los Moros, de cuya restauración también se ocupó.

Antiguamente, había sido erigida en la colina una capilla dedicada a Nossa Senhora da Pena y posteriormente se añadió un pequeño monasterio jerónimo, que el terremoto de 1755 redujo a ruinas; sólo perduraron la capilla y los claustros, que el rey integró en el proyecto.

Para el diseño, Fernando contrató al arquitecto alemán Wilhelm Ludwig von Eschwege y entre los años 1842 y 1854 los trabajos avanzaron rápidamente, aunque la totalidad de las obras, incluyendo el parque, se prolongaron 47 años.

El matrimonio real se ocupó personalmente de los detalles decorativos, donde abunda el uso del estilo manuelino, los elementos medievales y árabes. Importantes puertas, azulejos por doquier, figuras mitológicas cargadas de simbología, galerías de arcos y la utilización del rosa y el amarillo dieron forma a un verdadero palacio de cuento de hadas que los reyes utilizaron como residencia de verano.

La reina María falleció en 1853 y en 1869 el rey contrajo enlace con quien fuera su amante, Elise Hensler, una cantante de ópera nombrada condesa de Edla, que por aquellos tiempos cantaba en el Teatro San Carlos, en el Chiado. Ella heredó el palacio al morir el rey en 1885, lo que levantó grandes controversias en la opinión pública. Finalmente el rey Luis adquirió el palacio y la condesa conservó para sí el Chale da Condessa, una residencia en el parque del palacio que Fernando II había construido para ella.

La familia real utilizó el palacio hasta 1910; cuando estalló la revolución, la reina Doña Amelia permaneció allí para ver cómo se desarrollaban los acontecimientos, antes de partir al exilio. Desde entonces fue denominado Palacio Nacional da Pena y convertido en museo. De visita en Portugal en 1945, la reina Amelia visitó Sintra y pidió estar un momento a solas en el que fuera su palacio favorito.

En la estructura del palacio pueden notarse el basamento y las murallas circundantes, que siguen los desniveles del terreno, y dos importantes puertas de entrada.

El palacio consiste de 26 dependencias. De todos los palacios portugueses, éste es el único que conserva casi intactos los muebles y objetos tales como los dejaran sus últimos ocupantes reales.

Pasada la segunda puerta, sorprende el llamado Arco del Tritón, una extraña criatura medio hombre medio pez, una alegoría de la creación del mundo. Este pórtico lleva al Patio dos Arcos, cuya galería de arcos moriscos ofrece hermosas vistas de la sierra; desde aquí se ingresa a la capilla, que tiene un precioso retablo de mármol, y a los claustros del antiguo monasterio restaurado, cubierto de azulejos polícromos, y donde destaca la torre con reloj. En esta zona merece una visita el Salón Árabe, de decoración oriental, cuyo techo pintado con trampantojos es uno de los más bellos del palacio.

También destaca el que fuera el refectorio del convento, convertido por el rey D. Carlos en su taller de trabajo. Gran pintor naturalista, la sala exhibe pinturas inacabadas de su autoría en las paredes.

Otro fastuoso espacio que destaca del conjunto es el llamado Salão Nobre (Salón Noble); las ventanas cubiertas por vitrales alemanes, las exóticas estatuas de madera que sostienen candelabros, la impresionante lámpara de bronce y los jarrones de porcelana china hacen de la sala un conjunto refinado y majestuoso.

En la torre cilíndrica hay una habitación pintada de rojo con techos estucados que fuera el dormitorio del último rey de Portugal, Manuel II. En la cocina aún se conservan los utensilios de cobre de fabricación francesa que se utilizaban en la época. La vajilla tiene grabado el escudo de armas del rey Fernando II.

Envolviendo el palacio, un inmenso jardín acorde a su majestuosidad y romanticismo. El rey Fernando hizo traer especies de todos los continentes, aprovechando la bondad del clima de la sierra, y se encargó él mismo de arreglar el parque. Recorrerlo en una sola visita es imposible, puesto que hay alrededor de 72 km. de senderos, en cuyo recorrido aparecen lagos, ejemplares raros y decenas de rincones especiales... La variedad de la flora hace que el jardín ofrezca un espectáculo diferente en cada estación del año.

Enclavada en lo más alto de la sierra sobre un peñasco de granito, la Estatua do Guerreiro parece mirar a lo lejos. Este guardián de bronce posiblemente represente al mismísimo rey que contempla y protege su maravillosa obra.

Cómo llegar: El autobus de Scotturb Nº 434 parte de la estación de trenes y llega hasta la entrada del parque. Allí se paga la entrada y se puede obtener informaciones para la visita. Hay que caminar un poco para llegar al palacio.


Palacio Nacional de Sintra (foto tomada de Internet)

A unos 30 km. al noroeste de Lisboa, recostada en las laderas de las colinas graníticas de la Serra da Sintra, se encuentra la pequeña localidad de Sintra. Sería realmente una pena pasar por Lisboa y no visitar esta preciosa ciudad, su centro histórico de orígenes medievales y las pintorescas residencias señoriales de la periferia con sus frondosos jardines.

La Serra da Sintra, con su frondosa vegetación y una niebla que la envuelve casi en permanencia, fue desde tiempos inmemoriales un lugar mítico; fuente de inspiración para los escritores, remanso para los religiosos que hallaron en ella un espacio ideal para la contemplación y la meditación, un paraíso tan cerca de Lisboa donde los reyes gustaban de pasearse en verano, que les ofrecía además un espacio ideal para la caza.

Aunque habitada desde los tiempos de los moros, la construcción del Palacio Real, hoy Palacio Nacional, sobre un antiguo palacio morisco consolidó la pequeña aldea medieval de Sintra como centro religioso y administrativo. Pero no fue sino hasta el siglo XVI cuando fue visitada por numerosos arquitectos y artistas que, reflejando el prestigio de la corte, construyeron residencias de recreo en la zona y promovieron obras de embellecimiento.

El siglo XVIII trajo un cierto abandono a la ciudad, con el traslado de los cortesanos a Mafra y Queluz y los daños ocasionados por el terremoto de 1755. Al igual que ocurrió en Lisboa, se reconstruyó el centro histórico que fuera seriamente dañado. Un nuevo período de apogeo llegó en el siglo XIX, cuando escritores y aristócratas reflotaron el natural encanto de la ciudad y la sierra, remodelando los viejos palacetes y construyendo otros. Para fines de siglo, Sintra era una ciudad burguesa consagrada al ocio, con hoteles y pensiones de renombre, y en la periferia edificaba la gente acaudalada que traía consigo novedades arquitectónicas.

Por esa maravillosa y armónica conjunción entre la naturaleza y la mano del hombre, el paisaje de Sintra es considerado hoy como una verdadera "joya portuguesa" y uno de los lugares más sobrecogedores de Europa. Por ello, en 1995 la UNESCO declaró a la Serra da Sintra Patrimonio de la Humanidad.

Sin duda lo más característico de Sintra es el Palacio Nacional, del que destacan en el paisaje sus enormes y blancas chimeneas cónicas. En torno al palacio, la ciudad vieja o Vila Velha es un entramado irregular de callejuelas, pequeñas plazas y casas pintorescas, muchas de ellas reconstruidas luego del terremoto de 1755, que parecen colgadas en la ladera.

Para llegar al centro desde la estación de trenes (adonde llegan los coches procedentes de la estación del Rossio en Lisboa) sólo hay que caminar 15 minutos. Sintra puede recorrerse perfectamente a pie; eso sí, con buen calzado y mucho aliento. Si no, una romántica alternativa son los coches tirados por caballos.

Las callejuelas empinadas y zigzagueantes permiten descubrir a cada paso antiguas casas cubiertas de azulejos, bonitas fuentes que todavía proveen de agua pura de la sierra a los habitantes y un puñado de pequeñas iglesias y museos.

Entre los más visitados se encuentra el Museo del Juguete (Museu do Brinquedo), que expone una enorme colección de cerca de 40 mil juguetes que Joao Arbués Moreira comenzó a atesorar cuando apenas tenía 14 años. Los hay de todas las épocas y géneros: desde los clásicos, muñecas y coches, a personajes circenses, soldaditos, aviones, triciclos y trotinetas.

Muchas de las antiguas y prestigiosas residencias de la ciudad fueron convertidas en hoteles, cafés o restaurantes. Una buena idea es, luego del recorrido por la ciudad, sentarse en alguno de los numerosos bares y cafés para saborear las queijadas de Sintra, tan tradicionales en la ciudad como los pasteles de Belem en Lisboa. En este caso la firma con más historia y reputación es la Casa de Sapa, que fabrica y expende sólo en su local estas sabrosas tartillas de queso de cabra, almibar y canela, pero hay comercios de queijadas en toda la ciudad.

Luego de la visita al imponente Palacio Nacional y antes de comenzar el recorrido por la sierra y los alrededores es imprescindible visitar la romántica Quinta da Regaleira y sus jardines salpicados de esculturas, y un poco más al oeste, más o menos a 1 km. del centro, llegarse hasta el Palacio de Seteais, convertido hoy en lujoso hotel, en el cual un gran arco da la bienvenida.

Y ya dejando la ciudad, el recorrido nos lleva a dos colinas cercanas para descubrir dos monumentos totalmente diferentes, pero ambos de visita obligada: las ruinas del antiguo Castillo de los Moros y el fantástico Palacio da Pena, que por su belleza casi irreal parece salido de un cuento de hadas.

De regreso hacia Cascais  pasamos por Estoril pero ya se había ocultado el sol y no nos movimos demasiado, tal vez solo viéramos el casino, eso, si exterior e interiormente.

 

Casino de Estoril

El día siguiente nos fuimos a Lisboa y aparcamos en el barrio de Belém, muy cerca de la Torre de del mismo nombre, y nos dirigimos a pie hacia la misma y el jardín  que la rodea.  

El monumento tiene las influencias islámicas y orientales, que caracterizan el estilo manuelino y marca el fin de la tradición medieval de las torres de homenaje, formando uno de los primeros baluartes para artillería en Portugal.

 

Torre de Belém y Monumento a los aviadores

Parte de su belleza reside en la decoración exterior, adornada con cuerdas esculpidas en piedra, galerías abiertas, torres de vigilancia en estilo mozárabe y almenas en forma de escudos decoradas con esferas armilares, la cruz de la Orden de Cristo y elementos naturalistas, como un rinoceronte, alusivos a los descubrimientos en ultramar. El interior gótico, localizado bajo el piso inferior, sirvió como armería y prisión y es muy austero.

 

Torre de Belém y Monumento a los Descubrimientos

Su estructura se compone de dos elementos principales: la torre y el baluarte. En los ángulos del piso inferior de la torre y del baluarte, sobresalen garitas cilíndricas coronadas por cúpulas con forma de gajos de naranja, ricamente decoradas en cantería de piedra.

Luego y con el fin de no cansarnos demasiado volvimos a coger el coche y aparcamos cerca del monumento a los  Descubrimientos.

http://www.disfrutalisboa.com/monumento-descubrimientos

Subimos a la parte más elevada del mismo desde donde tomamos unas bonitas imágenes; luego bajamos y recorrimos toda esta ribera del Tajo, vimos el monumento a los primeros aviadores que cruzaron el atlántico sur, los jardines de la plaza del imperio, el monasterio de los Jerónimos, Casa Pastéis de Belém, y  Museu Nacional dos Coches.

http://www.disfrutalisboa.com/monasterio-jeronimos  

http://machbel.com/el-secreto-mejor-guardado-de-lisboa-los-pasteis-de-belem/

El Monumento a los Descrubridores (en portugués, Monumento a os Descobrimentos) actual es una réplica del que fuera construido en hierro y cemento en 1940, con motivo de realizarse la Exposición del Mundo Portugués que fue demolido en 1958 y reemplazado por otro en materiales más nobles.

 

Monumento a los Descubrimientos

El momento escogido fue la conmemoración de los 500 años del fallecimiento del Infante Don Enrique, conocido como Enrique el Navegante, y la inauguración tuvo lugar en agosto de 1960.

Evocando la expansión marítima de Portugal en el siglo XVI, el monumento se levanta en forma de carabela alcanzando una altura de 52 metros. A ambos lados, el escudo de Portugal destaca en lo alto, mientras que sobre la puerta de entrada está grabada la espada de la dinastía Avis.

 

Puente 25 de Abril y Monasterio de los Jerónimos

La figura central del grupo escultórico conformado por 33 figuras es, evidentemente, la de Enrique el Navegante, que en lo alto de la composición sostiene una carabela mientras parece observar horizontes lejanos. Detrás de él y a cada lado, en dos filas descendentes, se pueden descubrir personajes destacados de la historia portuguesa que directa o indirectamente tuvieron relación con la Era de los Descubrimientos.

Entre las figuras más destacadas se encuentran Alfonso V (patrocinador de las primeras expediciones), Vasco da Gama (descubridor de la ruta marítima a las Indias), Pedro Álvarez Cabral (descubridor de Brasil), Fernando de Magallanes (primer navegante en dar la vuelta al mundo), Diogo Cão (el primero en llegar al río Congo), Bartolomeu Dias (primero en dar la vuelta al Cabo de Buena Esperanza), Afonso de Albuquerque (virrey de las Indias Portuguesas), Luis de Camoes (poeta autor de las Lusíadas, relato épico sobre la era de los descubrimientos), el rey Manuel I (figura central de la Edad de Oro) y Pedro Nunes (matemático y cosmógrafo cuyos aportes a la navegación fueron cruciales en la época). La única mujer en el grupo escultórico es la madre de Enrique el Navegante, doña Filipa de Lencastre.

El monumento a los primeros aviadores que cruzaron el atlántico sur, conmemora la hazaña de los aviadores portugueses Sacadura Cabral y Gago Coutinho que en el año 1922 cruzaron por primera vez el Atlántico sur en avioneta, desde la ciudad de Lisboa con destino a Rio de Janeiro.


Su hazaña llegó a ser tan popular que recibieron numerosos homenajes e incluso sus retratos aparecieron en los billetes de los antiguos escudos portugueses.

El Monasterio de los Jerónimos es, junto a la Torre de Belém, la visita turística más importante de Lisboa. En 1983 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su nombre en portugués es Mosteiro dos Jerónimos.

 

Monasterio de los Jerónimos (Portada Meridional) y Catedral de Santa María

Diseñado por el arquitecto Diogo de Boitaca, la construcción del Monasterio de los Jerónimos se inició el 6 de enero de 1501 y se concluyó a finales del siglo XVI. El estilo predominante del monasterio es el manuelino y se construyó para celebrar el regreso de la India de Vasco de Gama.

Como curiosidad, la ubicación del monasterio fue elegida por ser donde se encontraba la Ermida do Restelo, iglesia donde Vasco de Gama y su tripulación pasaron un tiempo rezando antes de iniciar su viaje.

La Iglesia del Monasterio de los Jerónimos es totalmente distinta a todas las iglesias que hemos visto hasta el momento. Su única nave cuenta con seis columnas perfectamente talladas que parecen no tener fin.

Los puntos de interés turístico más importantes de la iglesia son las tumbas de Vasco de Gama y de Luís de Camões.


Elevador de Santa Justa

El Claustro del Monasterio de los Jerónimos es aún más impactante que el de la Catedral de Lisboa.
Sus dimensiones y su perfección marcan la diferencia.

En el recorrido por el claustro se puede visitar la iglesia desde su parte superior y la tumba de Fernando Pessoa. También hay una sala dedicada a la evolución del monasterio comparándolo con la historia de Portugal y del mundo.

En el barrio de Belem y muy cerca del convento de los Jerónimos y de la Torre de Belem, símbolo de la ciudad de Lisboa, se encuentra la famosísima Pastelería de Belem.

La especialidad que hacen son los pasteles de Belem, que son unas tortitas de crema, de unos 10 centímetros de diámetro, elaboradas según una receta secreta que no ha sido desvelada en casi doscientos años y que, supuestamente, sólo tres personas conocen en el planeta. Tanto la pasta de hojaldre del pastel como la crema (hecho con yema de huevo, leche y azúcar) que lleva dentro se elaboran a puerta cerrada, en la llamada "oficina del secreto" (oficina do segredo), en un proceso que dura dos días.

Se cree que fueron creadas con anterioridad al siglo XVIII por las monjas del convento de los Jerónimos (al lado de la pastelería). Como consecuencia de la revolución liberal portuguesa el convento cerró y el panadero del convento, en paro, vendió la receta al empresario portugués de origen brasileño, Domingos Rafael Alves.

Este, posteriormente amplió su negocio montando la famosa pastelería que aún es regentada por descendientes de Alves.

Tanto la receta original como el nombre de pastéis de Belém están registrados. La Casa Pastéis de Belém elabora diariamente unas 10.000 tortitas.

Se pueden comer tanto caliente como frío, pero están infinitamente mejor calentitas recién sacadas del horno. Vienen acompañadas de azúcar y canela en polvo espolvoreados.

Es recomendable comerlo en el mismo día o el día después ya que se pueden poner malos.

El Museo Nacional dos Coches de Lisboa alberga una importante colección de carruajes que datan de los siglos XVII, XVIII y XIX.

El museo se atribuye a la reina Amélia de Orleans y Bragança y fue inaugurado el 23 de mayo de 1905. Actualmente es uno de los museos más visitados de Lisboa.

Carruajes más importantes

Entre los carruajes más importantes están el que perteneció a Felipe III de España (el más antiguo de la colección) y las tres carrozas del barroco italiano construidas en Roma en 1716, todas ellas pertenecientes al papa Clemente XI. De estas tres carrozas destaca la que entregó al Rey Juan V.

Además de los carruajes en el museo encontraréis algunos retratos y otros objetos de la época.

Altamente recomendado

El museo de los carruajes es un museo pequeño y con estilo propio que merece la pena ser visitado.

Es uno de los lugares más sorprendentes de Lisboa.

Dejamos atrás el barrio de Belem y nos dirigimos al centro, paseamos por la Rua Aurea, pasando por delante del elevador de Santa Justa, y la Rua Augusta, en algún momento vimos circular los famosos tranvías de Lisboa,  la plaza do Rossio, la plaza do Comercio y Praça da Figueira,  también estuvimos en la Catedral de Santa María de Lisboa y en el barrio de Alfama, donde comimos. En ningún momento tuve dificultad para aparcar el coche.

Donde no estuvimos fue en el Castillo de San Jorge.

 

Plaza del Rossio

El Barrio de la Alfama es un barrio ubicado en Lisboa, Portugal, es el barrio más antiguo de Lisboa y a su vez uno de los más típicos, actualmente abarca las freguesias de São Miguel, Santo Estêvão y São Vicente de Fora. queda elevado con respecto a la Baixa Pombalina, y frente al Barrio Alto. La etimología de Alfama deriva de la palabra árabe al-hamma (الحمّة), que significa baños o fuentes.

Las espectaculares vistas sobre Alfama se pueden encontrar paseando a través de los miradores de Portas do Sol y el mirador de Santa Luzia. Subiendo y dominando Alfama se encuentra la colina del Castillo de San Jorge de Lisboa, una fortaleza con un excelente estado de conservación que fue palacio real hasta el siglo XVI, al mismo tiempo podemos encontrar la colina de Sao Vicente.

Además del Castillo los principales monumentos de la zon son la Catedral de Lisboa, la Iglesia de Santo Estevao y la Iglesia de San Vicente de Fora.

Alfama es un barrio peculiar, recordando un pueblo o aldea en la cual las personas se conocen y se saludan diariamente. El barrio es frecuentado por innumerables turistas portugueses y extranjeros, siendo considerada Alfama como el barrio más seguro de toda Lisboa. A su vez, Alfama, es conocida por sus restaurantes y por sus casas de fado, así como los festejos de los Santos populares, en especial en la noche de Santo Antonio durante el 12 y el 13 de Junio.

La Baixa, la "parte baja", es hoy el centro financiero y comercial de la ciudad y una zona de gran animación durante todo el día.

Históricamente, fue la extensión natural de la vieja Lisboa que crecía en las laderas de la colina del Castillo de San Jorge.

Severamente afectada por el terrible terremoto de 1755, la Baixa debió ser reconstruida totalmente, tarea que emprendió enérgicamente el Marqués de Pombal. Por este motivo se conoce normalmente al barrio como Baixa Pombalina.

Las características calles en cuadrícula diseñadas por Pombal mantuvieron los antiguos nombres de las actividades que en ellas se desarrollaban: Rua da Prata (calle de los plateros), Rua Aurea (de los orfebres), Rua dos Sapateiros...

Amplias plazas presididas por estatuas de reyes portugueses pueblan la Baixa. Sin duda la más impactante es la Plaza de Comercio, junto al río, que en otros tiempos fuera verdadera puerta de entrada a la ciudad. Dirigiéndonos hacia el norte por la Rua da Prata alcanzaremos la Plaza da Figueira, antiguo mercado de la ciudad, mientras que si atravesamos el imponente Arco Triunfal accedemos a la Rua Augusta, elegante y animada calle peatonal, donde abundan los cafés y las tiendas, entre ellas muchas de las grandes marcas de renombre internacional.

En la Rua de Santa Justa se encuentra un vistoso ascensor, el elevador de Santa Justa que permite subir al Bairro Alto. Vale la pena detenerse un rato en su terraza; las vistas de la ciudad son maravillosas!

La Rua Augusta nos lleva directamente a la Plaza Rossio, llamada oficialmente Praça Dom Pedro IV, primer emperador de Brasil. En la cara norte del Rossio destaca el Teatro Nacional Dona María II, hija de Dom Pedro, construido en 1840, y al oeste, el famoso Café Nicola, que era punto de encuentro de los intelectuales lisboetas.

Siguiendo hacia el norte para alcanzar la Plaza de los Restauradores, con su imponente obelisco que conmemora la independencia de Portugal frente a España en 1640, sorprende el particular edificio manuelino de la Estación de Rossio. Frente a la plaza se encuentra el Palacio Foz, que alberga la Oficina de Turismo de Lisboa.

Hacia el este, la peatonal Rua das Portas de Santo Antão, popular por sus restaurantes de mariscos, conduce al Museu da Sociedade de Geografia, con curiosos objetos de las antiguas colonias portuguesas de Africa y América.

Un amplio boulevard flanqueado de árboles, con fuentes y terrazas sombreadas, se extiende más allá: es la Avenida da Liberdade, antiguamente un paseo cerrado reservado a la alta sociedad, que fue abierto en 1821, cuando los liberales llegaron al poder. Esta ajetreada avenida une la Praça dos Restauradores con la Plaza Marqués de Pombal, conocida como la Rotunda.

 

Sines

Cuando estábamos exhaustos de fatigar calles y de escrutar monumentos pusimos rumbo al pueblo de Vasco de Gama, o sea, a Sines, allí hicimos una o dos noches y pasamos con Carlos el día que tenia libre que sería el Domingo; al partir de Lisboa trate de localizar la salida que me llevara a través del puente del 25 de Abril, pero no sé cómo fue, lo cierto es que a  donde salí fue al puente de Vasco de Gama,que al decir verdad yo no sabía ni que existía, la verdad es que quedamos maravillados, aquel puente no se terminaba nunca y nosotros cruzando el Océano en coche, lo cierto es que es la desembocadura del rio Tejo (Tajo) pero a nosotros nos parecía que estábamos atravesando el Océano Atlántico, no en vano son 17 Km. de puente. 

http://www.disfrutalisboa.com/puente-25-abril

Con Carlos además de recorrer Sines, estuvimos en Porto Covo y frente a la ilha do Pessegueiro y comimos en uno de los muchos restaurantes típicos de esta zona, donde se sirven unos pescados excelentes.

http://www.sines.pt/ES/municipio/Paginas/default.aspx , 

http://portocovo.planetaclix.pt/ilhado_Es.htm 

 

Isla Pessegueiro

 

Paraje marítimo frente a la isla de Pessegueiro


Isla de Pessegueiro

 

Isla de Pessegueiro y paisaje costero

Al día siguiente regresamos a Puertollano, pero antes tuvimos una desagradable sorpresa, después de pasar Mérida y dejar la A-5 para coger la N-430, a las 23:29 en el pueblo de Santa Amalia vi un destello, e inmediatamente apareció un guardia civil que me echo el alto, era la primera vez que me sucedía esto; alguna multa había pagado antes pero por que el exceso de velocidad había sido detectado por el radar, pero nunca me habían parado de esta forma y menos a una hora tan intempestiva; la multa fue de escándalo ahora no recuerdo el importe, quizá 300 € y tres meses de retirada de carnet, que por supuesto elegí a la carta, porque por entonces tu podías elegir cuando querías cumplir este tipo de sanción.

Puertollano 24 de mayo de 2013




                                                                                                              







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