miércoles, 6 de julio de 2016

Torre del Mar

Torre del Mar

El día 23 de Junio  a las 8 de la mañana salimos con destino a Torre del Mar, localidad costera que no conocíamos. Sobre el medio día y después de las paradas pertinentes habíamos conseguido nuestro primer objetivo, llegar al hotel Torremar**** situado en el centro de la ciudad.


Torre del Mar es una pedanía del principal y más importante  municipio de la Axarquía, Vélez- Málaga con una población de unos 77. 000 habitantes en su totalidad.


Torre del Mar actualmente es un enclave turístico, comercial y de ocio, cuya oferta gastronómica vinculada al ‘pescaito’ forma parte de numerosas guías gastronómicas. Lo más típico sin lugar a dudas son los espetos de sardinas.


Si hoy su economía depende en gran parte del turismo, en otro tiempo los dos pilares básicos que la sostenían eran la agricultura y la pesca.


La caña de azúcar, aquí conocida como “cañadú” de la cual se extraía el azúcar fue esencial en el desarrollo económico de la zona. En el año 1.947 la azucarera pasa a manos de la Familia Larios, la cual era la mayor propietaria de la zona, la Sociedad Larios también actuaba como prestamista para los pequeños agricultores.


En los años 70 los Larios dejaron la fábrica, coincidiendo con la diversificación económica de Torre del Mar, enfocándose ahora más en el sector turístico. Es en 1.991 cuando los hornos de la Fábrica Nuestra Señora del Carmen se apagan, aunque Torre del Mar aún respira la historia que esta fábrica dejo escrita.


Hoy en día, los subtropicales han tomado ese relevo. Estos cultivos, exportados a toda Europa, han hecho que la agricultura de la zona experimente un auge considerable.

Los tres tipos de estos  cultivos que pude observar por la zona  son estos: Annona cherimola (Chirimoya), Mangifera indica (Mango) y Persea americana (Aguacate).


Otra gran parte de la economía de Torre del Mar provenía de la pesca, prueba de ellos son sus barcas a la orilla de la playa y el paso de los barcos pesqueros encaminándose hacia la Caleta de Vélez, el puerto pesquero más importante de toda la provincia, y por último el testimonio de algunos lugareños con los que entablamos conversación.


Recogimos la llave de la habitación 229 y  subimos las maletas, luego pasamos al comedor. La tarde como todas las restantes la teníamos a nuestra disposición, no ocurría lo mismo con las mañanas que las empleábamos en realizar excursiones a distintas localidades del entorno.


El hotel Torremar se encuentra situado a escasos metros de la playa, en el centro de Torre del Mar, en la calle Saladero entre las calles del Mar y Paseo de Larios, las habitaciones están bien y la comida es buena. Para el que solo deseé sol y playa, es el hotel ideal, además dispone de un par de pequeños jacuzzis en las plantas superiores.


Después de reposar, siesta incluida, dimos un paseo por los alrededores. En el Paseo de Larios que es un precioso boulevard, estaba instalado  el mercadillo, o feria del mercadillo medieval, se encontraba atestado de paseantes y mirones,  en esa corriente humana nos sumergimos, desplazándonos a su ritmo  y contemplando  los productos más exóticos y las actuaciones callejeras propias de este tipo de eventos.



Luego nos dirigimos al paseo marítimo y la tarde se nos paso entre paseos por el mismo y la contemplación de la preparación del escenario y las hogueras  para la puesta en escena que iba a tener lugar a partir de las 12 de la noche, no en vano era la noche de San Juan.


Cuando terminamos de cenar la situación era clara había que dirigirse a la playa, pero había mucho tiempo por delante aún, por lo que pudimos  reposar y pasear de nuevo por el concurrido boulevard del Paseo de Larios.


Unas dos horas antes de la media noche, en el escenario que se había estado preparando durante el día, dio comienzo la actuación del dúo Kiko & Sara y a las 12 de la noche, o lo que es lo mismo las 0 horas del día 24 dio comienzo el encendido de las tres hogueras que habían estado preparando; a esa misma hora una ingente cantidad de personas, se apresuraron a mojarse los pies y lavarse la cara con el agua del mar al tiempo que es de suponer pedían un deseo. Nani lo hizo, yo me limite a observar el ir y venir de la gente.


Durante todo este espacio de tiempo no pararon de prender farolillos voladores, que unos de forma acelerada y otros después de tambalearse en diversas ocasiones y ser rescatados por sus dueños antes de besar el suelo, acabaron por elevarse definitivamente.


Antes de prender las hogueras, poco después de que el dúo musical empezara su actuación, hubo reparto de sardinas asadas, gratis para todo el mundo, no las probamos, acabábamos de cenar y no nos apetecían en ese momento.


Cuando el fuego de las hogueras empezaba a extinguirse, hicieron su aparición los fuegos artificiales; con la traca final nos fuimos a dormir.


Durante nuestra estancia en Torre del Mar, hicimos cuatro excursiones guiadas; la primera de ellas fue a Nerja, ya la conocíamos, habíamos estado allí en otra ocasión, en la que recorrimos el Parque de Verano Azul y la playa de Burriana con el chiringuito de Ayo.


Pero en esta ocasión visitamos otros lugares que no conocíamos, así lo primero que vimos fue la Cueva de Nerja, pasé yo solo, la claustrofobia impidió a Nani hacerlo también; entre lo más destacable de la cueva podríamos citar la enorme amplitud de sus salas; entre los inconvenientes, sus grandes subidas y bajadas que suman un total de 438 escalones, la oscuridad y el precio (7 €).



Luego  nos fuimos a pasear por el centro de Nerja, subimos al autobús que nos acercó hasta las proximidades del centro urbano, bajamos paseando hasta el Balcón de Europa, donde saludamos a Alfonso XII,  de paso que contemplábamos las playas de Salón y Calahonda.


Nani pasó al interior de la parroquia del Salvador mientras yo la esperaba sentado en un banco de la plaza Balcón de Europa,  cuando salió nos dedicamos a recorrer las calles más típicas de la ciudad.


Entre otras paseamos por las céntricas y turísticas calles de Hernando de Carabeo, Almte. Ferrándiz, Pintada. Finalizamos la excursión tomando unas cañitas con sus tapas de pescado  en el Pulguita.


Al día siguiente fuimos a Almuñecar, ciudad en la nunca habíamos estado. El primer lugar al entramos fue el Palacete de la Najarra, que es la actual Oficina de Turismo, dentro del edificio existen despachos de la secretaría de turismo, solo la recepción puede observarse con el mostrador y la persona que nos atiende e  informa, los jardines, la casita para niños y los fósiles antiguos del lugar merecen la pena  hacerles una visita. También podemos ver la llamada rosa del desierto. La rosa del desierto es una roca sedimentaria evaporítica formada en los desiertos, de ahí su nombre, cuando se forman diversas capas de yeso, agua y arena. Forma cristales muy bellos que recuerdan la forma de una flor, de ahí la denominación de rosa del desierto.


El palacete posee una magnífica colección de fósiles llamados Los trilobites (Trilobita, del latín, "tres lóbulos") son una clase de artrópodos extintos. Son los fósiles más característicos de la Era Paleozoica (Era Primaria).


El estilo del Palacete es historicista, yo creo que es neomudéjar, aunque parece ser que este se encuentra incluido dentro del estilo historicista,  ahí lo dejo, solo decir de nuevo que merece la pena verlo (lo que se puede).


A continuación nos dirigimos al Parque del Majuelo, situado en el centro de Almuñecar, a poca distancia del Palacete de la Najarra. El parque es la vez un jardín botánico ya que gracias al clima subtropical de Almuñecar, se encuentran en el plantas de Asia, Centroamérica, Filipinas, Nueva Zelanda, Sudamérica et. Pero además incluye los restos arqueológicos de una factoría de salazón de la época romana, siglo IV a. C a siglo IV d. C. que constituía el principal motor económico de la comarca.



Algunas de las plantas que vimos, de las cuales algunos de los nombres comunes, entre paréntesis, pueden llamar la atención, son las siguientes:

Chrysalidocarpus lutescens (Palma amarilla). Madagascar.

Erythrina crista-galli (Árbol del coral). Brasil.

Roystonea regia (Palma real). Cuba.

Syagrus schizophylla (Aricuriroba). Brasil.

Bauhinia variegata (Pata de vaca). China, India.

Datura candida (Trompeta de Ángel). Perú, Chile.

Schinus molle (Pimentero falso). Perú.

Washingtonia robusta (Palma cañón). California, México.

Phoenix roebelenii (Datilera enana). Laos.

Hyophorbe verschaffeltii (Palma botella). Islas Mascareñas.

Beaucarnea recurvata (Pata de elefante). México central.


Dejamos atrás el exuberante  Parque del Majuelo, e iniciamos el ascenso al Castillo de San Miguel, por el dédalo de las  estrechas y empinadas callejuelas, afortunadamente en muchas de estas, sobre todo en las más inclinadas hay pasamanos o algún tipo de barandilla, de lo contrario, las personas con problemas en las piernas, que son una gran mayoría a partir de una determinada edad, tendrían que abstenerse de subir.



La entrada nos costó 80 céntimos de euro y ya en una sala interior o museo observamos un par de maquetas de la ciudad, una, la antigua Sexi romana y otra la ciudad bajo el dominio de los árabes, luego el resto del Castillo son ruinas, necrópolis romana, baños árabes et. desde el mismo se observan unas vistas extraordinarias de la playa de Almuñecar.


La ciudad de Almuñecar se asentó desde la prehistoria sobre un espolón rocoso y junto a una fértil vega, sucediéndose sin interrupción las culturas del Bronce Final, fenicia, romana, musulmana y cristiana.


El Castillo de San Miguel se construyó sobre una de las elevaciones que conforman el actual casco antiguo de Almuñecar en su extremo Sur, dominando las antiguas ensenadas existentes a Levante y Poniente de la población.


La fortaleza ocupa la práctica totalidad del cerro, correspondiendo la cima a la superposición de tres castillos que mantienen la misma planta: romano, islámico y cristiano.  Parte de sus restos aún son visibles, destacando especialmente los de la fortaleza islámica que se construyó en el siglo XI d. C. recibiendo diversas remodelaciones especialmente en su etapa nazarí.


Con la capitulación de la ciudad en 1.489, la fortaleza pasa a ser bastión cristiano, acometiéndose grandes obras como toda la fachada Norte, con su puente-caponera, la nueva batería para cañones al Sur y una amplia coracha defensiva en la misma dirección. Más tarde, tras los graves destrozos sufridos en la Guerra de la Independencia, con la voladura de la puerta, pierde su carácter defensivo, convirtiéndose en cementerio local en 1.851 hasta 1.977. A partir de 1.890, el Dr. Federico Molina Fajardo inició su investigación histórico-arqueológica y desde 1.991 se ha estado encargando de su restauración.


Terminada la visita al Castillo fuimos bajando lo que anteriormente habíamos subido, hasta llegar al Museo Arqueológico Cueva de los Siete Palacios, que se cree pude ser que formara parte del antiguo anfiteatro romano, esta vez la entrada fue gratis, en el pudimos ver fundamentalmente ánforas romanas, algunas figuras, algo de numismática y una Minerva decapitada.


Bajamos hasta la Plaza de la Constitución, donde se encuentra el ayuntamiento, e hicimos un alto para tomar unos refrescos con unas tapas de "pescaito", e inmediatamente iniciamos el regreso hacia la estación de autobuses en cuyas proximidades habíamos dejado el nuestro, no sin pasar antes por la Iglesia de la Encarnación del siglo XVI.


Como no podía ser de otra manera una de las excursiones que realizamos fue a la capital de la Costa del Sol, Málaga.

Lo primero que vimos desde el autobús fue la plaza de toros de la Malagueta (parcial), el Ayuntamiento, el Banco de España y  el antiguo edificio de Correos y actual Rectorado de la Universidad de Málaga.


Pues bien en el Paseo del Parque de la Alameda y frente al edificio del Banco de España aproximadamente, nos dejó el autobús y a este mismo lugar debíamos de acudir a la hora prevista para iniciar el retorno a Torre del Mar, una vez concluyera el tiempo libre.


Antes de meterme de lleno en el relato de esta excursión, tengo que decir que visitamos Málaga por vez primera en Diciembre de 2.012; teniendo como punto de partida Torremolinos fuimos dos veces, la primera en coche, la segunda en autobús y como disponíamos de todo el tiempo que queríamos, recorrimos el Centro Histórico y todos los edificios más emblemáticos del mismo, incluso el segundo día  pasamos al Museo Picasso,  algo que esta vez no hicimos al disponer de mucho menos tiempo.


En todo momento fuimos atendiendo a las explicaciones de la guía hasta que esta nos dio tiempo libre al final de la calle Larios.

En primer lugar nos dirigimos a la Catedral de Málaga que es  la Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación, llamada también la Manquita porque la torre Sur nunca se terminó de construir.



Como era Domingo, por tanto día de culto pudimos pasar al interior sin tener que pagar y fue así como completamos la visita a la misma, poner aquí los detalles técnicos sería demasiado prolijo y muy engorroso para el que esté interesado en ello por tanto como en la mayoría de los casos la complemento con fotografías y enlaces. Enfrente la fachada del Palacio Episcopal.



Seguimos callejeando, esta vez por la calle de San Agustín, por tanto pasamos por delante de la Iglesia de San Agustín y continuamos hasta el Museo Picasso.


Un poco más adelante, sin llegar a la Iglesia de Santiago y mucho menos a la Plaza de la Merced que si vimos la primera vez, atajamos por Bodega el Pimpi, saliendo delante del Teatro Romano y la Alcazaba.


Después de contemplarlos , en la Plaza de la Aduana vimos el bello edificio  del Palacio de la Aduana de Málaga que es un edificio proyectado en 1788, destinado en su uso inicial a atender el tráfico del puerto, actualmente es la sede del Museo de Málaga.

Por la calle Cister nos topamos con el Museo Revello del Toro, al que no pasamos y embocamos la calle de Santa María para llegar a la Plaza de la Constitución justo al lado del pasaje de Chinitas.



Recorrimos la calle Larios hasta su finalización, en un callejón de la calle Martinez la última de la izquierda al final de la calle Larios, en la Marisquería Casa Vicente, que es una marisquería con aire de taberna marinera, tomamos unos refrescos acompañados de unas gambitas y “pescaito”.


Antes de llegar a la calle Martinez la guía nos dio tiempo libre, pero disponíamos de menos de una hora, por tanto no fue mucho lo que pudimos hacer después.


Para aprovechar nuestro tiempo libre nos dirigimos hacía el magnífico monumento dedicado al Marqués de Larios, pasamos junto a los coches de caballos, que pacientemente esperaban que alguien se acordara de cual era su cometido, divisando a poca distancia una enorme Noria de feria , para situarnos junto al Cenachero. Obra de Jaime Fernández Pimentel.


 El Cenachero

Allá van sus pescadores
con los oscuros bombachos
Columpiando los cenachos
con los brazos cimbradores.
Del pregón a los clamores
hinchan las venas del cuello:
Y en cada pescado bello
se ve una escama distinta,
en cada escama una tinta
y en cada tinta un destello.

Salvador Rueda


No tuve más remedio que inclinarme ante el majestuoso porte de una Ceiba Speciosa de singular forma y ramaje para  a continuación saludar a  José Protasio Rizal Mercado de Alejandro, héroe nacional filipino, un poco  antes de avistar entre jacarandas mimosifolias  el magnífico edificio de la Autoridad Portuaria de Málaga.


Concluimos la visita turística en el Paseo del Parque, donde encontré palmeras y otros árboles y arbustos muy interesantes; a continuación voy a poner una lista de algunos de los que vi, pero sin entrar en detalles:

Sabal palmetto; Roystonea oleracea; Coccothrinax alta; Jubaeopsis caffra; Ptychosperma caryotoides; Veitchia arecina; Hyphaene coriácea; Nannorrhops ritchiana; Caryota urens; Livistona australis; Zapoteca portoricensis; Dombeya x cayeuxii; Parajubaea torallyi; Combretum indicum; Brahea armata; Livistona benthamii; Distyosperma álbum; Cephalotaxus harringtonii.



En estas llegó el autobús y regresamos a Torre del Mar.

La mañana del siguiente día la dedicamos a Frigiliana, pero Frigiliana no es para describirlo, es para verlo, pasearlo, quizá patearlo, observarlo, incluso me atrevería a decir para degustarlo.


Es un pueblo espectacular, con un encanto especial, donde cada uno de sus rincones o callejuelas, es merecedor de una tarjeta postal, a mi por tanto no se me ocurre que decir, bueno sí, ¡ir a verlo!



La historia de la reconquista del pueblo a los moros está a la vista de todos, contada en las paredes del mismo. Cada cierto tramo recorrido, hay un escrito sobre un cuadro de azulejos o baldosines de cerámica, que van narrando esta historia. A continuación reproduzco uno de ellos:


“Días después trasladáronse en romería, almorabito de la Rábita de Canillas para impetrar la protección de Alá y el viejo musulmán dirigió la palabra  a la muchedumbre, exhortándoles a que no abandonasen el lugar”.

Vázquez Otero. “Tradiciones nmalagueñas” Vol. III Málaga 1.953.

“Cuando en un momento de la sublevación los moriscos decidieron abandonarlo para unirse a los de otro lugar más seguro el Peñón de Frigiliana, un viejo, el Jorrón de Leimón, protestó del acuerdo, porque decía que aquel había sido lugar dichoso, donde habían tenido siempre, felices sucesos los moros.

Julio Caro Baroja. “Los Moriscos del Reino de Granada”. Cap IV. Madrid. 1.976.


Y a continuación reproduzco otro:

“Andrés el Chorairán monfí natural de Sedella, concito los ánimos de los suyos para excitarles a la rebelión. La gente moza que comenzaba a alborotarse la contuvo el morisco Luis Mendez, hombre influyente en Canillas, pero no pudo evitar que atacaran una venta de un cristiano, ni que mataran en ella a varias personas. Acudió el Juez de Vélez Pedro Guerra, y muchos inocentes moriscos, entre ellos Luis Mendez, que había impedido la revuelta, fueron presos y cargados de cadenas, y sometidos a crueles tormentos”.

Guillén Robles. “Historia de Málaga y su provincia” Cap. XV  Málaga 1.873


Desde la costa, las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama rompen el horizonte con una espectacular sucesión de crestas que superan los 1.500 metros para, descender vertiginosamente hasta desaparecer bajo las aguas del Mediterráneo. Entre estas sierras y la costa se encuentra enclavada Frigiliana, a unos 300 metros sobre el nivel del mar, muy cerca de Nerja.


La primera noticia que tuve de Frigiliana fue hace ya bastantes años, a través de un programa de José Antonio Labordeta “Un País en las Mochila”.


Desde entonces, esta es la tercera vez que visitábamos este bello pueblo de la comarca de la Axarquía malagueña, pero esta vez la visita fue guiada, nada más llegar montamos en el tren turístico que nos hizo un recorrido por los exteriores de este bello enclave, después paseamos por sus calles más típicas, que es lo que todo visitante debe de hacer.



Nuestro periplo tocaba a su fin, el último día debíamos de partir a nuestro lugar de origen, en nuestro caso Puertollano, pero comíamos en el hotel y la salida era a continuación, por tanto se plantaba un dilema, que hacer ya que ese día no había excursión: Pasear por Torre del Mar, ir a la playa, quedarnos en el hotel; nada de eso, nos quedaba por ver Vélez Málaga y eso hicimos.


Nos acercamos a la estación de autobuses y cogimos uno para este municipio (1.60 €, billete), en poco menos de media hora nos bajamos en el centro de la ciudad, en la Plaza de las Carmelitas,  entre el Ayuntamiento y el convento de las Carmelitas Descalzas.


Nos acercamos a la Oficina de Información que se encuentra en las dependencias del Ayuntamiento y con la información adquirida empezamos a recorrer el Centro Histórico, dirigiéndonos a la Plaza de San Francisco, antes de llegar a la misma nos topamos con el monumento erigido en memoria del poeta Joaquín Lobato, inmediatamente apareció el Real Convento de san Francisco e Iglesia de Santiago, ubicado sobre una antigua mezquita cuyos escasos vestigios son visibles en el cuerpo del campanario ( antiguo alminar).


Inmediatamente vimos una estatua de Cervantes y creímos estar en la casa de Cervantes, craso error era el Palacio del Marqués de Beniel, la casa de Cervantes la vimos a la vuelta y a la carrera.


En el Palacio del Marqués de Beniel se encuentra la Fundación María Zambrano, es un edificio civil de estilo mudéjar-renacentista construido entre 1.610 y 1.617. Este bello palacio es el edificio civil más importante de la ciudad, por su grandiosidad y belleza. Presenta una sobresaliente fachada de ladrillos  con portada de mármol franqueada por los escudos de la familia  Molina Medrano. Se adentra al mismo a través de un zaguán que da paso a un patio central con columnas de mármol que soportan arcos de medio punto de ladrillo.

Ya solo nos quedaba seguir subiendo hasta llegar a la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, “la Transparente” como la llaman allí, debido a que el interior de las paredes está completamente pintado con los detalles del exterior, situada en el cerro san Cristóbal.




Desde lo alto del Parque Jardín de los Remedios pudimos observar la mejor panorámica de Vélez Málaga, ante nuestros ojos aparecían nítidamente, los edificios más significativos, así como la cadena montañosa que envuelve la ciudad.


Desde nuestra atalaya, vimos las murallas, la Fortaleza, la Iglesia de San Juan Bautista y una hermosa panorámica de la ciudad. Disfrutamos del Jardín de los Remedios y entramos en el interior de la ermita pudiendo contemplar que lo que nos habían dicho en torno a la transparencia era cierto.
  

Bajamos, pero como disponíamos de poco tiempo, nos quedaron algunas cosas por ver, aunque el principal objetivo estaba cumplido, vimos la casa de Cervantes y nos aproximamos a la Iglesia de San Juan Bautista. Sin tiempo para más regresamos a la parada del autobús.


A las 14:30 del día 28 salimos de Torre del Mar, poco antes de las 22 horas estábamos en casa.

Puertollano Julio de 2.016