Benidorm, Noviembre de 2.014
Del 25/11 al 4/12 de
2014
De nuevo una vez más ponemos rumbo a Benidorm; salimos poco después de las ocho de la mañana y hacemos un alto en Novelda para ver el Santuario de Santa María Magdalena, que se encuentra en un promontorio situado al lado del pueblo y fue construido a partir de un proyecto trazado por el ingeniero noveldense José Sala Sala, inspirado en el modernismo catalán, ya que desde muy joven, fue enviado por sus padres a realizar sus estudios en Cataluña.
Monumento a Jorge Juan y Santuario de Santa María Magdalena, Novelda |
La edificación guarda una cierta
semejanza con el Templo Expiatorio de la Sagrada
Familia de Antonio Gaudí.
Santuario de Santa María Magadalena |
Los rasgos más bellos de la edificación los encontramos
en el exterior, ya que la nave interior tiene una arquitectura bastante sobria.
Para un mejor conocimiento del Santuario es imprescindible abrir los dos
enlaces inferiores.
Luego continuamos hacia Benidorm,
llegando pasadas las dos y media de la tarde, recepción se encontraba colapsada por el
personal procedente de dos autobuses que acababan de llegar, por lo que
decidimos pasar directamente al comedor, y después presentar nuestras
credenciales.
Como el horario de comida
finaliza a las tres de la tarde, nos introdujimos en el comedor como si de dos
fugitivos se tratara, no había en ese momento nadie controlando la entrada, lo
que nos permitió pasar sin que nos pidieran la tarjeta acreditativa de estar
alojados en el hotel, que aun no teníamos, al no haber pasado por recepción.
Lampranthus roseus |
Osteospermum ecklonis |
Plumbago auriculata |
Ni siquiera pedimos agua por si
nos pedían la tarjeta, en los días siguientes comprobaríamos que casi nunca
pedían la tarjeta al recoger el agua.
Odontonema cuspidatum |
Pachycereus marginatus |
Después de comer nos dirigimos a
recepción que se encontraba totalmente despejada y presentamos los papeles que
acreditaban la reserva del hotel, asignándonos la habitación 1207.
Sobre los cabeceros de las camas
dos cuadros, a la derecha dos angelitos mirando hacia arriba, pertenecen a la
Madonna Sixtina de Rafael Sanzio y a la izquierda el Almuerzo de los Remeros de
Renoir, por supuesto copias de estas dos extraordinarias obras pictóricas.
Hotel Marina, muy cerca se alojaba Don Quijote |
Esta vez nuestra estancia en
Benidorm ha sido bastante tranquila, pese a disponer de coche, no nos hemos
desplazado, como en otras ocasiones, para recorrer los pueblos del entorno, y
aunque teníamos previsto algún desplazamiento, finalmente no lo hicimos.
Busto de Luis Prendes y hotel Diplomatic |
Simplemente nos hemos limitado a pasear por el centro, y por los paseos marítimos de las playas de Levante y Poniente, realizar algunas compras, admirar las plantas y flores de Benidorm, que debido a la bondad del clima se encuentran como si fuera primavera, y de las que incluyo un amplio repertorio fotográfico, y por supuesto a bailar, por la mañana, por la tarde y por la noche, una de ellas nos desplazamos hasta el Gran Hotel Bali.
Playa de Poniente |
Al segundo día de llegar bajamos
por vez primera a la playa de Poniente, había muchos bañistas dentro del agua,
amén de la gente que estaba tomando el sol, luego en los días siguientes el
tiempo cambió, incluso llovió algún día, aun así la gente continuaba tomando el
sol pero raramente se veía a alguien dentro del agua, y aunque a veces había
que abrigarse un poco, más tarde en la zona de la playa se pasaba calor.
Centro comercial La Marina |
Un día nos desplazamos hasta el
centro comercial La Marina, que fue el punto más distante de Benidorm al que
acudimos, aunque ahora recuerdo que no es completamente cierto, porque días
después nos acercamos hasta el hotel Kaktus Albir con la intención de pasar una
velada de baile, pero no era día de ello, además el recepcionista nos dijo que
solo había alojadas unas cuarenta personas, por lo que aunque acudiera alguna
gente de fuera, el ambiente no parecía que fuera a ser demasiado cálido; por
ello regresamos a Benidorm y declinamos volver otra noche.
Podranea ricasoliana |
Uno de estos días nos acercamos dando
un paseo hasta los cines Colci situados en el centro de Benidorm, avenida de
los limones 21, para ver Relatos Salvajes del joven director argentino Damián Szifrón y cuyos protagonistas
principales son Ricardo Darín y Leonardo
Sbaraglia; pero regresamos al hotel sin ver la película, porque no la ponían
allí sino en cines Colci Rincón, que se encuentra en la avenida de Zamora, en
un extremo de Benidorm, cerca de la carretera del Albir y que ni siquiera
sabíamos que existieran. Allí fuimos al día siguiente y vimos el film.
La película consta de seis episodios
que alternan la intriga, la comedia y la violencia. Sus personajes se verán
empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control,
cruzando la delgada línea que separa la civilización de la barbarie. Nos gustó.
Uno de los primeros días, antes de
haber visto la película, pude haber sido partícipe de uno de estos relatos, es
decir pude haber sido protagonista involuntario de un episodio salvaje, pero me
acojoné, si, así como suena.
Este día cada uno se fue por su
lado; Nani bajo hacia el centro, se iba de compras yo me fui en dirección
opuesta y llegue hasta la oficina de Turismo que hay al final de la calle Gerona,
esquina calle Derramador; eran las diez y media y estaba cerrada, como la hora
de apertura era esa precisamente, decidí esperar unos minutos hasta que
abrieran, como ocurrió cinco minutos después.
Mientras esperaba en compañía de
un matrimonio, que pretendía recabar información de los pueblos del entorno,
pues al parecer era la primera vez que visitaba Benidorm, y como disponía de
coche quería desplazarse a conocer los
pueblos más típicos de la comarca.
Pues bien durante los escasos
minutos que duró la espera, por entre los pilares que sostienen el voladizo de
la oficina, por delante de nosotros tres, apareció un
individuo que parecía que lanzaba un escupitajo al lado derecho de la puerta de
cristal de la oficina, nuestro asombro y perplejidad fue en aumento, quedando
inmediatamente despejado cuando vimos que lanzaba otro escupitajo al otro lado
de la puerta; yo no me pude contener y mientras este energúmeno se alejaba, le
llame cerdo, el prosiguió un poco más su recorrido para súbitamente darse la
vuelta y llegar hasta nosotros diciéndonos, “algún problema”, a lo que el
hombre que estaba a mi lado contesto de inmediato “no ninguno” y yo callé como
un bellaco, luego me comentó que eso era lo mejor que se podía hacer, que si le
dabas un golpe encima ibas a tener problemas y peor sería si él te lo daba a
ti.
Lo cierto es que nos acojonamos,
aunque a mí me quedo una sensación de malestar por no haber actuado de otra
forma más decidida y valiente, que me duró varios días. El tipejo era un yonqui,
miré por los alrededores por si veía algún policía pero no lo había, la mujer
que esperaba le dio una vuelta al quiosco en busca también de algún “poli”,
pero ya se sabe que cuando se necesitan no suelen estar, y así esto que pudo
convertirse en un relato salvaje, se convirtió en un relato cobarde.
Uno de los días, debía de ser
viernes o sábado, porque el comedor estaba colapsado, pasamos a comer al
pomposo comedor Hercules; como las mesas eran todas grandes compartimos comida
y charla con una pareja de Tomelloso, con los cuales ya habíamos coincidido anteriormente
en una ocasión y con un par de
individuos que se dedicaban a promociones turísticas, pudimos saber que uno de
ellos, el agente turístico, es de Albacete y el otro que luego supimos que era
el director del hotel, es de Palencia. Al principio de la comida cuando no nos
conocíamos el de Albacete con cierta ironía nos preguntó que que tal se comía
en el hotel, le respondimos que muy bien, porque así lo considerábamos, pero
hubiéramos contestado en sentido negativo, si esa hubiera sido nuestra
apreciación.
El día 4 sobre las 16 horas llegábamos a casa, habiendo hecho antes la ya habitual parada en La Roda para comprar miguelitos.
Puertollano 16 de Diciembre de 2014.
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